domingo, 3 de mayo de 2009

Un día común en Chiclayo

- Dos soles el pasaje.
- Pero señor, el pasaje esta a S/.1.50
- “Pasaje nocturno”
- Pues lo siento, yo le voy a pagar S/.1.50 porque es el precio oficial.
- ¡Baje pues, si no quiere viajar!
(La gente empieza a protestar)
- ¡Bajen, bajen! Ya no voy ya. Tengo que “arreglar una llanta”.
(Algunos pasajeros bajan indignados, otros sonriendo)
Estas escenas son muy comunes en los paraderos que se forman por las noches en Chiclayo para viajar a diferentes ciudades. Y digo que se forman pues la mayoría se posesionan de determinados sitios actuando de forma ilegal y con la venia de la policía de tránsito.
Experiencias hay muchas, para un ciudadano común que tiene que hacer uso de estas empresas, pues no queda otra. Es el caso de este observador quien tiene que viajar a Ferreñafe y pasa, al igual que muchos, por mil y una penurias, soportando maltratos ya que nadie controla a estos conductores. Ni siquiera las empresas se manifiestan, mucho menos las autoridades a las que les competen estas acciones pues tiene un horario que cumplir y por supuesto no es el nocturno.
Sobre esto hay mucho que escribir, solo me limitaré a comentar algunas experiencias que ocurren entre las 6 y las 10 de la noche en el paradero informal que cubre la ruta Ferreñafe – Chiclayo.

Ganar un asiento

Llegar a las 7 de la noche al paradero es toda una aventura, encuentras personas aglomeradas, malhumoradas, unas vienen del trabajo, otros de compra (deberían ir de compras temprano) y otras como este observador de la universidad o instituto, todos con algo en común, el estrés. En la siguiente esquina hay una larga fila de combis y coaster. Siempre me preguntaba por qué demoran tanto, pero después lo entendí.
Estos malos elementos juegan con la necesidad, con el apuro de las personas (claro, después de un día pesado, lo que se desea es llegar a casa, cenar y descansar) y entonces, cuando ven una cantidad enorme de personas llega la siguiente unidad; es cuando imponen su tarifa de 2 soles, lógicamente la mayoría acepta este abuso, una vez llena la unidad hay que esperar buen rato para que llegue la siguiente, tiempo en el cual también llegan más pasajeros.
Otro factor que complementa este abuso es la falta orden pues no se forma cola alguna a la vez lo que hace que la cordialidad y respeto entre los pasajeros se pierda. Al intentar subir no se respeta si hay mujeres, niños, personas mayores, todos quieren subir al mismo tiempo. Gritos, empujones y hasta golpes se presentan ante la mirada asombrada de transeúntes y la mirada codiciosa de choferes y cobradores que solo ven incremento en sus bolsillos y solo se limitan a observar sin hacer el mínimo intento de poner orden. Todo esto con el riesgo de que alguien sea atropellado pues a veces la unidad no termina de detenerse y ya los pasajeros intentan abrir la puerta de la unidad, esto fuera de los autos que pasan muy cerca, casi rosando a los frenéticos pasajeros.

¿Y dónde está el Policía?
Si bien los policías están ocupados controlando el tránsito, algunos se dan tiempo de pasar por donde suceden estos hechos, lamentablemente la mayoría se hace de la vista gorda pues, si un policía ve que una persona corre peligro de ser arrollado debe intervenir, pero parece que hay una especie de trato entre estos policías y los choferes, es más, parecieran que trabajan para ellos pues si una unidad que no es de este “paradero” intenta llevar pasajeros, se vuelven muy eficientes e interviene al chofer. Este paradero que, como vuelvo a repetir es informal, es solo de ellos y solo ellos mandan. ¿Por qué no interviene a todas las unidades que se estaciona allí?, si lo hicieran verán que la gran mayoría no cuenta con su documentación en regla.
Debe haber una labor más eficiente por parte de la policía pues si observan estas escenas, deben intervenir para poner orden tanto a los pasajeros como a choferes y cobradores. Muchas veces el maltrato no solo es en el trato verbal si te niegas a pagar el precio que ellos imponen, si no en la calidad de servicios pues muchas unidades están destartaladas, muchas se quedan a medio camino, otras generan tanto humo que invade el interior de la unidad afectando directamente la salud sobre todo de niños. Una cosa es segura, no existe comodidad en estas unidades.

Responsabilidad de empresas y autoridades
Por ser un paradero de costumbre, allí se estaciona unidades de varias empresas, lo que hace difícil denunciar un abuso ante ellas, si bien hay un solo “controlador” es como si no hubiese nadie pues solo se limita a anotar turnos como única función, dejando de lado el ver que se cumplan las tarifas, el buen trato de choferes y cobradores, reportando abusos. Son entonces las autoridades las encargadas de:
• Velar por que el pasajero tenga un buen servicio, buen trato y sobre todo un viaje cómodo.
• Acabar con la famosa “tarifa nocturna” que han impuesto(como si tuviéramos la culpa de que trabajen en la noche) .
• Acabar con el “pasaje directo” que afecta sobre todo a los pobladores de Picsi (no entiendo porque no protestan) que tiene que pagar igual 2 soles para llegar a sus hogares estando Picsi a la mitad de la ruta.
• Que se cumplan también con cobrar el medio pasaje para estudiantes de educación superior y escolar que estan dadas por Ley.
• Sancionar a las empresas que no tengan unidades con documentación en regla. (por eso cuando hay operativos se ausentan la mayoría de unidades como por arte de magia) y que permita estos abusos.
Como referente están otras empresas como las que hacen servicio de Chiclayo a Pimentel y viceversa que hasta las 10 de la noche cobran la misma tarifa.
Las autoridades de transporte deberían hacer méritos comprobando in situ todos estos abusos; por ejemplo enviando personal a que viaje a esa hora y sancione en el momento. Si bien tiene un horario que cumplir deberían de vez en cuando trabajar fuera de horario en beneficio de los sufridos pasajeros. Solo así estos transportistas entenderían que tener una unidad no solo es ganar dinero si no también el ofrecer un buen servicio respetando al pasajero y cobrando el pasaje según la tarifa.

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